Aprueban nueva terapia para el cáncer de vejiga
En Argentina será la primera de su tipo para esta patología por su mecanismo de acción innovador. Se trata de una droga que ya se encuentra disponible en otras partes del mundo.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó en Argentina el uso del enfortumab vedotin en el tratamiento del cáncer de vejiga localmente avanzado o metastásico. Esta molécula brindó una mayor sobrevida a los pacientes en los estudios que motivaron su aprobación.
De acuerdo con cifras del Observatorio Global de Cáncer (Globocan), el cáncer de vejiga tiene una incidencia de casi 600.000 nuevos casos y más de 200.000 muertes anuales y aunque es uno de los diez cánceres más frecuentes en el mundo, sigue siendo desconocido por muchos.. En nuestro país, la incidencia es de 3780 nuevos casos al año, esperándose que para 2025 esta tasa incremente a 4.176, lo cual representaría un aumento del 10,3%. Asimismo, el número estimado de defunciones ascendería a 1823, lo que implica un crecimiento del 11.2%.
Actualmente, las opciones de tratamiento para el cáncer urotelial son limitadas. Cuando la cirugía no es posible o conveniente, se opta por tratamientos estándares como la quimioterapia y la radioterapia. Pero si el paciente ya tiene metástasis y la primera línea de tratamiento no funciona o la enfermedad vuelve, es necesaria una segunda línea.
Esta nueva terapia que llega a la Argentina se posiciona, entonces, como una opción novedosa entre las alternativas posteriores al tratamiento inicial. Podrá ser indicada en aquellos pacientes con cáncer de vejiga metastásico o localmente avanzando que ya hayan recibido quimioterapia basada en platinos y en inmunoterapia y hayan progresado a los mismos. Enfortumab vedotin pertenece al grupo de los anticuerpos conjugados con droga, o sea un anticuerpo dirigido a la célula tumoral combinado con una quimioterapia que se descarga al ingresar a la célula tumoral, llevando a la misma a la muerte celular.
Los beneficios son alentadores. En primer lugar, al tener una tasa de respuesta superior a la terapia convencional, reduce la carga tumoral, aliviando los síntomas del paciente y mejorando su calidad de vida. Respecto a los tiempos, aumenta significativamente el tiempo a la progresión de la enfermedad y la sobrevida global del paciente. Un tema muy importante es que no requiere un testeo molecular previo a su indicación, lo que lo hace aún más accesible como opción de tratamiento. El perfil de toxicidad del tratamiento es absolutamente manejable por un equipo de oncología entrenado.