Carboxiterapia, la enemiga de la celulitis y la adiposidad localizada
Debido a su eficacia esta técnica se utiliza cada vez más para modelar el cuerpo. La Dra. Adriana Fiore (MN 111982) especialista en Nutrición y Estética, explica todo lo que hay que saber a la hora de encarar un tratamiento.
La carboxiterapia es el uso de dióxido de carbono en estado gaseoso con finalidad terapéutica. Se suministra por via subcutánea en inyección con una aguja de un diámetro pequeño. Comenzó a usarse en Italia en los 90 y su aplicación produce un aumento de la velocidad en la microcirculación por lo cual es básica y muy útil para el tratamiento de patologías y de situaciones antiestéticas que tienen su base en la alteración de la microdinámica circulatoria, como ser celulitis y adiposidades localizadas. Además tiene indicaciones médico estéticas en los tratamientos pre y post lipoescultura y para combatir estrías.
Como también activa los receptores beta que repercuten en un cambio de la dinámica y la actividad del tejido que se está tratando, produce vasodilatación de las artereolas y estimula la formación de pequeños vasos para aumentar la irrigación de los tejidos. Por este mecanismo el oxígeno llega a los tejidos con gran facilidad y estimula de esa manera el metabolismo basal.
Esta terapia se complementa muy bien con el drenaje linfático manual, con medidas de elastocompresión y con el uso de cremas con vitamina K. Algo importante al término de cada sesión es no colocarse emulsiones ese día, no concurrir a piletas de natación y beber abundante agua.
La frecuencia de aplicación es de dos veces por semana y el tratamiento tiene una duración de dos a tres meses dependiendo de la evolución del paciente, haciendo un total de entre 16 y 24 sesiones. Lo recomendable es acompañar esta terapia con actividad física, una dieta adecueda y el seguimiento de un buen profesional de la salud.