Día mundial de las enfermedades digestivas
·Más de 5 millones de personas en todo el mundo viven con alguna de estas enfermedades entre las que se encuentran la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Su incidencia está en aumento en todo el mundo y en nuestro país. El mayor conocimiento permite mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Cada 29 de mayo más de 100 sociedades de todo el mundo desarrollan diferentes actividades para promover mensajes de concientización para favorecer la prevención, el diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.
“Como parte de la WGO, desde la Sociedad Argentina de Gastroenterología, buscamos realizar acciones de concientización en el país para dar a conocer estas enfermedades” afirmó la doctora Sonia Niveloni, Presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE), durante una capacitación para medios realizada por la Sociedad.
Las EII, son procesos inflamatorios del intestino de causa desconocida y evolución crónica. Las lesiones tienen tendencia a reactivarse en forma intermitente.
La colitis ulcerosa afecta el intestino grueso (colon) desde su porción más inferior (recto). Se extiende hacia arriba en longitud variable, sin zonas sanas intercaladas.
La enfermedad de Crohn por su parte, puede afectar una o más porciones del intestino delgado, el intestino grueso (colon), y raramente otras partes del tubo digestivo. Estas localizaciones pueden combinarse o presentarse aisladas. A diferencia de la colitis ulcerosa, donde las lesiones son continuas, pueden intercalarse zonas sanas y lesionadas. El recto está afectado en la mitad de los casos.
El comportamiento clínico de ambas enfermedades es variable en las distintas personas, tanto en la localización y extensión de las lesiones, como en la severidad.
“Más de 5 millones de personas en todo el mundo viven con enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa y varios miles de personas las padecen en nuestro país” afirmó la doctora Alicia Sambuelli, Presidenta del Grupo Argentino de Enfermedad de Crohn y Colitis ulcerosa (GADECCU), un nuevo grupo de incipiente formación que reúne a más de 80 profesionales de todo el país que se especializan en el tratamiento de este tipo de enfermedades. “Las EII no discriminan por estrato social y es una enfermedad global en progresivo aumento. La mayoría de las personas afectadas son jóvenes por lo que los afecta en el período de mayor productividad laboral, o en su etapa educativa” agregó.
Sus causas se están investigando aun, pero se estima que combinan varios factores. Si bien se han sugerido como desencadenantes virus o bacterias, no pudo ser demostrado como causa ningún agente infeccioso. “Parecen intervenir factores genéticos predisponentes, combinándose con uno o más factores ambientales. Pero esto no significa que los hijos van a heredar la enfermedad, la frecuencia entre familiares es sólo levemente mayor” ” afirmó la doctora Sambuelli.
“Se ha discutido mucho la incidencia de la alimentación pero no hay evidencia o pruebas concretas que nos permitan afirmar que son la causa. Si es cierto que cuando los pacientes tienen la enfermedad activa deben tomar recaudos en su dieta para no agravar los síntomas” comentó Sambuelli. “El principal error es pensar que solo con la dieta se puede controlar la enfermedad. Y este es un error que se reitera, muchos pacientes abandonan la medicación” agregó De Paula
Independientemente de la causa, el sistema inmune que normalmente nos defiende, comienza a agredir al intestino como si no reconociera algunas estructuras como propias (reacciones autoinmunes). Se generan fenómenos inflamatorios, dando lugar a lesiones orgánicas que se reactivan intermitentemente. Los factores emocionales no parecen ser la causa primaria, aunque a veces se observa coincidencia de algunos síntomas con episodios de estrés.
“Esto no significa que el estrés sea el causante de la enfermedad, pero como en cualquier patología puede agravar los síntomas” sostuvo Sambuelli.
“Si bien el impacto de lo emocional es un componente importante, es importante que no carguemos a los pacientes con la culpa de que son ellos los que se generan la enfermedad por estar estresados. Es un error cultural echarle la culpa al paciente” explicó el doctor Juan De Paula, Jefe de la sección de enfermedades inflamatorias del Servicio de Gastroenterología del Hospital Italiano.
Los síntomas más frecuentes son: diarrea, sangrado, dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso, dependiendo del tipo de enfermedad y la localización. Suelen repetirse intermitentemente.
Puede haber manifestaciones fuera del intestino (sólo en algunos pacientes) que difieren según los casos. Las más comunes son las articulares (sólo dolor intermitente o también inflamación llamada artritis) dermatológicas (de la piel) y oculares (ej: “ojo enrojecido”). “La pérdida de sangre por material fecal puede ser por diversas causas, pero hay que alertar, debe ser estudiada” afirmó Sambuelli.
El tratamiento debe adaptarse a la severidad y a la localización. El objetivo que se busca es: calmar los síntomas, cicatrizar las lesiones cuando es posible, disminuir la posibilidad de que se reactive, disminuir las internaciones y las cirugías.
“Ningún paciente es igual a otro, cada paciente puede requerir un tratamiento particular” comentó la doctora Sambuelli. “La medicina tiende a un tratamiento más específico. Todos los pacientes viven la enfermedad de forma diferente” coincidió De Paula
El avance de la inmunología mejoró la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, no se ha hallado aún la cura definitiva de la enfermedad. “Investigadores de todo el mundo trabajan activamente en este tema y que ya estén disponibles varias drogas de reciente desarrollo y otras en investigación, nos permite tener esperanzas” concluyó Sambuelli.