DISTRIBUÍAN COCAÍNA EN EL BARRIO DE ONCE
Se realizaron ocho allanamientos para desbaratar una banda de mujeres que distribuía cocaína en el barrio de Once. Se trataba de cinco peruanas que ocultaban su actividad tras un restaurante de comida típica y un locutorio. Secuestraron armas, droga, dinero y balanzas.
La investigación comenzó a raíz de denuncias de vecinos que señalaban la venta de droga en distintos puntos de Once y Balvanera. A través de escuchas y entrecruzamiento de llamabas se pudo probar la existencia de una organización compuesta íntegramente por mujeres de nacionalidad peruana.
Usaban como “tapadera” dos locales. Uno era un precario “Cyber-Café”, que funcionaba en el interior de un conventillo en la calle Alberti. La propiedad no pertenecía legalmente a quien decía ser la dueña, ni tenía habilitación comercial. Los testimonios afirman que el lugar había sido usurpado con el fin exclusivo de vender droga. Los clientes ingresaban y pedían una computadora. Una vez que estaban sentados, esta mujer, peruana de 44 años, se acercaba y entregaba lo que los clientes realmente habían ido a buscar. Adentro de una cartera, se encontró medio kilo de cocaína pura, que una vez rebajada y cortada se puede dividir en casi 3000 dosis.
La otra “tapadera” era un restaurante peruano que funcionaba en el primer piso de una galería sobre la calle Sarmiento. Allí se ofrecía el “plato típico”, un código de los clientes para poder comprar la cocaína.
“Las Tigresas” eran cinco en total: Domitila, Karen, Maria Esther, Janeth y Elizabeth. Todas solteras de entre 32 y 50 años. Si bien las que mandaban eran las mujeres, tenían un hombre, también peruano, que trabajaba para ellas. Según las investigaciones, solían hacer viajes por tierra a Bolivia, utilizando transportes de pasajeros de líneas comerciales comunes. De Bolivia traían la droga disimulada en sus pertenencias o escondida en su cuerpo, ya sea tragando cápsulas o insertándolas en sus cavidades íntimas. En algunas ocasiones también viajaban con niños para esconder la droga entre sus ropas, ya que suelen ser menos revisados en los controles fronterizos.
Además del “Cyber-Café” y el restaurante peruano, se allanaron varios domicilios que habían quedado registrados en las escuchas telefónicas como viviendas de donde estas mujeres vivían y utilizaban como lugares de acopio de droga. En uno de ellos, sobre la calle Maza, se encontró una pistola marca Bersa calibre 22 y once municiones. Allí también se incautó una moto que usaban para llevar la droga de un domicilio a otro.
En las escuchas telefónicas, se pudo comprobar que usaban códigos especiales para hablar de la droga. En ocasiones la nombraban como “tamales” o “zapatos”.
Las 5 mujeres fueron detenidas al igual que el hombre que trabajaba para ellas, y quedaron a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 12 del Dr Sergio Torres. El operativo estuvo a cargo de la Dirección de Lucha contra el Tráfico y la Venta Ilegal de Drogas de la Policía de la Ciudad.