Reconstruyen válvulas aórticas en niños con impresiones 3D
Un método de impresión en tres dimensiones permite reconstruir la válvula aórtica con tejidos propios del paciente. Ya se aplicó en tres menores y podría beneficiar al menos a otros 50 en el país. La técnica la desarrolló un médico argentino.
El uso de impresoras 3D para reproducir anatómicamente ciertas cardiopatías congénitas y realizar ensayos previos al acto quirúrgico, es una realidad en nuestro país; pero utilizarlas para valvulopatías era todo un desafío meses atrás. Ahora, gracias el desarrollo llevado adelante por Ignacio Berra, ya se aplica también en estos casos. “Que funcione bien la válvula aórtica tanto cuando abre como cuando cierra es fundamental para que el chico al correr o jugar al fútbol, no se canse. Hay una correlación clínica que a diferentes niveles hace que ese chico pueda tener una vida normal o no”, detalló el cirujano cardiovascular del Hospital Garrahan, al explicar la importancia de este tipo de operaciones.
Tal vez haya sido esa preocupación la que lo llevó a incursionar en nuevas metodologías para hacer que las reconstrucciones de las válvulas aórticas se vuelvan más efectivas y duraderas. En 2015 terminó de diseñar su técnica mientras se capacitaba con otros investigadores en el Hospital de Niños de Boston y en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard; y desde fines del año pasado la pudo utilizar en tres cirugías de niños en la Argentina.
El nuevo desarrollo cuenta con una particularidad que le otorga varios beneficios y es la utilización de parte del pericardio, la membrana que recubre el corazón, del propio paciente para la reconstrucción de la válvula que funciona mal, y su prueba en una aorta reconstruida bajo impresión en 3D. “El material con el que está hecho el velo de la válvula no es reproducible ni por una impresora 3D ni por ningún material. Por eso usamos el propio pericardio del paciente, una especie de bolsa que recubre el corazón como una media, lo recortamos y lo utilizamos”, explicó Berra. A través de esta estrategia se logra una personalización de la reconstrucción de la válvula aórtica que se adapta a la anatomía de cada paciente y permite que crezca con él.
Si la válvula aórtica no funciona correctamente, puede interferir en el flujo sanguíneo y obligar al corazón a trabajar más para llevar la sangre necesaria al resto del cuerpo. Los síntomas de esta insuficiencia pueden ser dificultad para respirar, fatiga, dolor en el pecho, pérdida del conocimiento, arritmia y puede llevar hasta la muerte súbita por ataque cardíaco. Por eso, encontrar la mejor manera de reparar esta falla, no es un tema menor.
El método comienza con una tomografía, luego se llevan las imágenes captadas a una computadora y en ella, mediante un programa especial, se fabrican los tres velos de la nueva válvula. El paso siguiente es imprimir la raíz aórtica en tres dimensiones y probar sobre ella los velos antes de ir al quirófano.
La simulación en la computadora tiene validez experimental en el laboratorio, lo que permite reproducir el resultado de la técnica quirúrgica. Esta estrategia logra reducir el tiempo de reconstrucción de la válvula aórtica en cirugía porque el médico llega a esa instancia con los moldes realizados y probados. Sólo resta extraer un fragmento de pericardio y fabricar con él los nuevos velos que son implantados en esa misma intervención.
En noviembre de 2018, un adolescente de 15 años con endocarditis fue el primer paciente del Garrahan en ser operado con esta técnica. La lista se completa con un niño de 7 años con el mismo diagnóstico y otro de 8, con tronco arterioso. Todos pasaron de sufrir insuficiencia severa a leve o nula. “La alternativa para estos chicos hubiera sido una prótesis mecánica; un homoinjerto de un donante cadavérico; o el procedimiento de Ross, que consiste en utilizar como reemplazo la válvula pulmonar de la persona”, enumeró Ignacio Berra, y agregó: “Al realizar la reparación con los tejidos propios del paciente logramos que los velos sean más exactos y duraderos”.
Este procedimiento, que también puede realizarse en adultos, beneficiaría a unos cincuenta chicos que cada año deben ser operados en el país debido a fallas en su válvula aórtica.